EL PROCESO DE CONTROL BÁSICO
Los elementos básicos del proceso de
control en una organización son sencillos y directos.
1. Establecer estándares
2. Medir el desempeño
3. Comparar el desempeño contra los estándares
4. Evaluar los resultados (de la comparación) y, si es necesario, emprender acciones.
2. Medir el desempeño
3. Comparar el desempeño contra los estándares
4. Evaluar los resultados (de la comparación) y, si es necesario, emprender acciones.
Cada uno de los componentes básicos
implica atención y decisiones administrativas importantes.
ESTABLECER ESTÁNDARES
La especificación de lo que espera la
administración es absolutamente crítica en cada etapa del proceso de control.
Esto comienza en el nivel más alto de la organización y, en forma ideal, a
final de cunetas debe implicar a los empleados de cada nivel. En primer lugar y
más importante, aquellos que ocupan los niveles más elevados deben ser capaces
de articular una visión y formular metas estratégicas amplias para la organización.
Por ejemplo, la misión de Dart Transit Company, una compañía grande de
transporte que ha operado durante 70 años con una red de camioneros
independientes, es "exceder las expectativas de nuestros clientes"
Con este ejemplo, es fácil ver la forma en que se desarrollan estándares
específicos, u objetivos de desempeño. Sin una visión ni metas estratégicas
para la organización en su conjunto, a los administradores de las distintas
componentes les resultaría difícil desarrollar criterios de medida significativos
con los cuales todos estén de acuerdo.
El establecimiento de estándares
donde existan en la organización requiere tanta especificidad como sea posible.
La razón de ello es que medir el desempeño contra los estándares no se podría
realizar si éstos son vagos. Un estándar de "responder con eficiencia a
las quejas de los clientes", por ejemplo, no brinda lineamientos útiles
para determinar si se cumplió con él. Un estándar que estableciera “responder
cada hora, en promedio, a tres quejas de los clientes”, permitiría medir un
objetivo del desempeño.
No obstante, para ciertos aspectos
de! desempeño, en especial para puestos de trabajos de alto nivel y muy
complejos, como los de los laboratorios de investigación, es frecuente que no
sea posible ni incluso deseable establecer estándares que se cuantifiquen con
facilidad (como el número de descubrimientos por año). En esa clase de puestos,
los elementos más importantes del desempeño son los más difíciles de medir,
como el efecto probable a largo plazo de cierto descubrimiento. Además, como en
el ejemplo del párrafo de los clientes sería más importante que la tasa de
respuestas. Sin embargo, no es raro que la calidad sea difícil de medir. Como
se muestra en la figura, cuanto más abstracto sea el estándar, mayor será la
posibilidad de confusión en la medición del desempeño, y también será mayor el
problema de lograr la aceptación de dichas mediciones por parte de los miembros
cuyo desempeño se evalúa.
Asimismo, hay otras cuestiones que
surgen al establecer estándares de operación. Una tiene que ver con la decisión
sobre quién debería fijar los estándares.
MEDICIÓN DEL DESEMPEÑO
El segundo
paso en el proceso básico de control es la medición del desempeño, es
decir las acciones de la gente y del equipo que la organización quiere
supervisar
(Véase la figura). Hace algunos años,
el Bank of America enfrentó una crisis tanto el precio de sus acciones como sus
utilidades por acción habían estado cayendo drásticamente durante varios años,
y en uno de ellos el banco sufrió una pérdida de 500 mil millones de dólares.
Esta situación fue generada, entre otros factores por gastos de operación fuera
de control, vigilancia deficiente del crédito y controles relajados."2 El
director general en esa época renunció, y se trajo de real antiguo director,
Tom Clausen, para rescatar la compañía. De inmediato inculcó en los empleados
la importancia de medir y de controlar los costos. Proporcionó datos que
mostraban que al hacer negocios el banco gastaba $.70 para obtener $1.
Fijo la meta en reducir los costos, y
durante un año administró para bajar la cifra a $.63 y colocar al banco en el
camino de la recuperación.13 Si se establecen estándares específicos y
concretos, como en el ejemplo anterior, se facilita la medición, y es más
probable ponerse de acuerdo en la forma en que se debe medir el desempeño.
Sin embargo, cuando no existen
criterios cuantificables con facilidad, adquiere importancia especial lograr
tanto consenso como sea posible acerca de la forma en que va a evaluarse el
desempeño. Para usar una analogía, si en una clase se aplican exámenes de tipo
verdadero/falso o de opción múltiple, la calificación que obtiene un estudiante
rara vez se cuestiona (aunque con frecuencia sí se debate la calidad de las
preguntas). Por otro lado, no es raro que estudiante y profesor disputen sobre
la calificación que se da a las respuestas de un examen que consiste en
preguntas tipo ensayo. Cuanta más anticipación haya en la toma de acuerdos
entre el maestro y los miembros del grupo acerca de las cualidades de las
respuestas buenas y en la manera en que se calificarán las preguntas tipo
ensayo, será más probable que se acepte el proceso de medición. Esto ocurre aun
si se trata de un proceso evidentemente subjetivo. De manera similar, en
situaciones de trabajo, abocarse a los métodos de medición del desempeño reducirá
quejas posteriores sobre lo que demuestren las mediciones y sobre lo que
significan para el individuo y la organización.
Como en muchos puestos de trabajo el
desempeño implica actividades múltiples, es importante que la medición sea
exhaustiva. Si tan sólo se miden ciertos aspectos del desempeño, los resultados
pueden ser equívocos, introducirán un sesgo en los datos que se emplean en las
dos etapas siguientes del proceso de control, en especial en la toma de
acciones para cambiar el desempeño. Compañías como Kodak,
Motorola, Rolls Royce y General
Electric, durante la vida de un proyecto utilizan una
tecnología de control exhaustivo que se denomina "puerta de la
etapa". Cada proyecto se divide en varias etapas que tienen
"puertas" entre sí. El conjunto de puertas actúan como revisiones
exhaustivas del control de calidad que deben aprobarse antes de que la puerta
se abra y permita que el proyecto avance a la etapa siguiente. Esto permite que
la administración, en cada puerta, repase el avance del proyecto y decida si
amerita que éste continúe su financiamiento.14 Por supuesto, un riesgo
potencial es que productos nuevos promisorios se cancelen demasiado pronto por
evaluadores muy estrictos en las puertas de las etapas.
Por último, aun cuando la medición
debe ser exhaustiva, no todo lo que pueda medirse debería medirse. La medición
tiene un costo, y la utilidad de la información que se obtiene quizá no
justifique los costos. Aquí se trata de algo crítico, es decir, aquello que se
mida debe ser muy relevante para las metas de la organización. Las actividades
que son necesarias, pero que no ofrecen indicadores relevantes de avance hacia
las metas, no justifican el gasto que se haga para medirlas. Lo que es fácil de
medir tal vez no sea lo más importante para el control.
COMPARACIÓN DEL DESEMPEÑO
CONTRA LOS ESTÁNDARES
El tercer paso del proceso de control
es la comparación de los resultados del desempeño contra los estándares
previamente establecidos. Así como la medición del desempeño recibe mucha
influencia de los estándares, las clases de medición disponibles afectan las
comparaciones. Si el sistema aún no incluye mediciones clave, por lo general no
es posible volver a construirlo para fines de comparación. En ocasiones los
administradores se dan cuenta demasiado tarde de que no es posible realizar
comparaciones adecuadas.
Cuando se han medido varias
dimensiones del desempeño, esta etapa del proceso implica comparaciones
múltiples. Si todas ellas apuntan en la misma dirección, su interpretación es
relativamente directa. Sin embargo, el panorama del desempeño que surja de un conjunto
de comparaciones podría ser inconsistente o contradictorio. Es decir, tal vez
algunas comparaciones muestren relación significa con los estándares y los
objetivos, aunque otras podrían revelar problemas. Por ello, los
administradores necesitan saber cómo interpretar los patrones de comparación y
sacar conclusiones apropiadas. Una sola comparación negativa podría compensar
excesivamente cierto número de comparaciones positivas, o viceversa.
Por ejemplo, después de una
reestructuración importante, Safeway descubrió que sus ventas por tienda casi
se habían triplicado, en tanto que sus ventas por empleado también se
incrementaron un 70 por ciento. Las utilidades globales iban hacia arriba, pero
las calificaciones respecto de la satisfacción del cliente iban hacia abajo.
¿Qué tenían que hacer los administradores? En el caso de Safeway, las ventas
por tienda y por empleado, así como las utilidades globales, crecieron porque
la compañía había vendido o cerrado sus tiendas menos rentables (muchas de las
cuales operaban con pérdidas). Todo eso brindaba un panorama muy positivo. Sin
embargo, el hecho de que la satisfacción del cliente disminuyera era un signo
potencialmente negativo. Las tiendas al menudeo ganan dinero por el volumen de
ventas. Por lo tanto, si clientes insatisfechos comenzaban a gastar menos en
Safeway y más con sus competidores, los resultados positivos se deteriorarían
con rapidez. En consecuencia, enfatizar demasiado en las ventas por tienda, en
comparación con la satisfacción del cliente, sería un error de control
En esta tercera etapa del control,
los administradores necesitan comparar el desempeño esperado con el desempeño
real. Es frecuente que tales comparaciones incluyan estimaciones tanto
subjetivas como objetivas. Sin embargo, incluso si la comparación implica solo
números objetivos, el criterio sigue siendo necesario. Por ejemplo, suponga que
los números de la satisfacción de los clientes de Safeway disminuyeran de 55 a
5.2.
EVALUACIÓN DE RESULTADOS
PARA EMPRENDER ACCIONES
La cuarta etapa, evaluar los
resultados y emprender acciones, es sin lugar a dudas la tarea administrativa
más difícil de todo el proceso de control. Los resultados que surgen de las
comparaciones del desempeño podrían requerir que se emprenda acciones o no. Los
administradores necesitan considerar si una comparación por si misma o un
patrón de ellas requieren que se tome medidas. Si el desempeño real se desvía
del esperado, ¿qué tanta diferencia se requeriría antes de hacer algo al
respecto? Esa pregunta no tiene una respuesta única. Requiere la evaluación de
la importancia y la magnitud de la desviación.
Una analogía ilustra lo que implica
este tipo de criterio. En los países industrializados, los directores del sistema
bancario nacional el Consejo de Ministros del Sistema de la Reserva Federal, en
el caso de Estados Unidos reciben en forma periódica los datos más recientes
acerca de la economía nacional; por ejemplo, Ia tasa de desempleo, el índice de
precios al consumidor, el índice de confianza del consumidor, la tasa de
construcción de viviendas nueva y otros parecidos. Tales datos se comparan con
otros parámetros predeterminados, y luego debe decidirse si se emprende alguna
acción (por ejemplo, aumentar las tasas de interés). Para el consejo, como para
cualquier directivo de una organización, el problema consiste en determinar qué
datos son más importantes y qué tan significativo es el cambio que muestren.
Sin embargo, el tema es aún más complicado. Los administradores deben
determinar si un cambio pequeño de todos los indicadores en la misma dirección
es más o menos importante, que un solo cambio drástico en un solo indicador.
Como cualquier profesional de la macroeconomía diría sobre la economía
nacional, formarse este tipo de criterio no es fácil.
VÍDEOS





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